Regresar.
Sí regresar, da igual la razón, que te hizo irte, la que en ese momento fue más
fuerte que todo lo demás. Lo importante ahora es que has regresado, porque
sinceramente nunca tuviste que irte, y dejar ese pedazo de ti suspendido en el
tiempo.
Y es que
este lugar no es lo mismo sin ti, sin tus palabras, tus confesiones, tus
pensamientos, sin tu dedicación. Y una se ha mal acostumbrado a necesitarte, a
escucharte e imaginarte en mis pensamientos. Echado de menos como me transmitías
tus emociones, he necesitado vivir tu pasión, tus locuras, sentir tu ternura,
hasta tu lagrimas pero sobre todo tu coraje y fuerza.
Recuerda
las cosas buenas las que de verdad te hacen feliz no hay que abandonarlas nunca, aunque
la vida se ponga muy cabezona contigo, debes resistir, no permitas perder la
partida.
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